¿Debemos suplementar nuestra dieta a partir de los 40?

Conoce los suplementos recomendados para combatir la pérdida de masa muscular, la obesidad y la osteoporosis.

Índice de contenidos

  1. Introducción
  2. ¿Qué es un suplemento nutricional?
  3. Relación entre mala alimentación y enfermedades
  4. Afecciones habituales a partir de los 40 y los suplementos indicados
    1. Pérdida de masa muscular: suplementos proteicos
    2. Obesidad: suplementos de proteína de alto valor biológico
    3. Osteoporosis: suplementos de calcio y vitamina D
  5. Conclusión

 

 

  1. Introducción

Desde ISAF recomendamos la prevención de los problemas que se presentan en la edad adulta, a partir de los 40 años, a través de buenos hábitos, como una dieta equilibrada y la práctica habitual de ejercicio físico. Y, si es necesario, reforzar la salud con el uso responsable de suplementos nutricionales.

Un amplio porcentaje de la población adulta asocia la suplementación nutricional con la estética y el deporte, pero no con la búsqueda de la salud. Este es uno de los motivos por los que el consumo de suplementos no tiene buena aceptación.

Lo cierto es que el campo de la suplementación ha avanzado tanto que se han desarrollado remedios basados en complementos dietéticos para suplir algunas carencias en nuestra dieta que, a la larga, sino se solucionan, acaban produciendo enfermedades y problemas de salud.

De todas formas, los efectos de la suplementación por si sola y sin la compañía de una dieta razonablemente equilibrada son casi imperceptibles. Estos productos son más efectivos cuando se tiene un estilo de vida (dieta y ejercicio) acorde a las necesidades de cada persona.

A continuación, nos centraremos en cómo la suplementación puede ser una posible solución para mejorar o completar el tratamiento dietético y deportivo de algunas personas con problemas de salud característicos en la edad adulta y la vejez.

 

  1. ¿Qué es un suplemento nutricional?

La definición técnica de suplemento dice: Suplemento, del latín supplementum, es la acción y la consecuencia de suplir (suplantar, cambiar, solucionar un problemaagregar algo que falta). Un suplemento, al igual que un complemento, puede ser lo que se agrega a una dieta para mejorarla o perfeccionarla”.

 

  1. Relación entre mala alimentación y enfermedades

Para empezar, decir que la gran mayoría de enfermedades en la edad adulta y la vejez (como la diabetes mellitus tipo II, la obesidad, enfermedades cardiovasculares, etc…), se producen, en gran medida, a causa del estilo de vida de las personas. Esto quiere decir que lo más influyente en el desarrollo de estas patologías son los malos hábitos que adquieren como: sedentarismo, mala alimentación caracterizada por excesos de algunos nutrientes y defecto de otros importantes (como vitaminas y minerales), etc.

En este sentido, la suplementación puede ayudar a incrementar los buenos resultados de llevar a cabo una dieta variada y un plan de ejercicio y, no sólo eso, también puede jugar un papel importante en personas que padecen alguna enfermedad y mejorar la salud de personas que atraviesan periodos complicados en su vida.

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  1. Afecciones habituales a partir de los 40 y los suplementos indicados

    a)  Pérdida de masa muscular: suplementos proteicos

La mayor parte de las personas con edades superiores a los 40 años experimentan un estado predominantemente catabólico debido a la disminución de la secreción endógena de algunas hormonas anabólicas, como la testosterona o la hormona de crecimiento. Como resultado de esto, las posibilidades de perder masa muscular aumentan y con ello, surgen problemas, como, por ejemplo, el sobrepeso como resultado del incremento del tejido adiposo, una peor locomoción tras la pérdida de fuerza y tejido contráctil, y con ello un mayor riesgo de lesión o fractura ósea, etc…

Una solución a este problema es incrementar el consumo habitual de proteínas de la dieta. Por nuestra experiencia hemos comprobado que en determinadas ingestas (como el desayuno, el almuerzo o la merienda), el consumo de proteínas suele ser bajo, lo que puede contribuir a que no se alcancen los requerimientos diarios de este macronutriente. Una solución bastante cómoda y sencilla es incluir en dichas ingestas un suplemento proteico, elevando de este modo su consumo proteico. De esta manera, lo fraccionamos de forma equilibrada a lo largo de todo el día. Para que esto funcione, también habrá que tener en cuenta la práctica habitual de ejercicio físico y que, en el resto de ingestas, el aporte proteico sea el adecuado según las necesidades individuales.

          b)  Obesidad: proteína de alto valor biológico, Omega 3 y complejos vitamínicos

El síndrome metabólico se produce a causa del sobrepeso y la obesidad. Como resultado del elevado exceso de tejido adiposo, en el organismo se suelen producir descompensaciones y disminución de la eficiencia para metabolizar algunas sustancias como la glucosa, generándose así una resistencia a esta y provocando, en última instancia, diabetes tipo II.

También se produce un exceso en la secreción de triglicéridos y LDL por parte del hígado, la causa del inicio del problema de muchas enfermedades cardiovasculares. Para solucionar este grave problema de salud, sería conveniente que la persona cambiara algunos hábitos en su vida, entre ellos que realizara ejercicio físico con el objetivo de reducir los excesivos niveles de tejido adiposo y aumentar la masa muscular para tener un mayor gasto calórico, contribuyendo de este modo a consumir la grasa de forma más efectiva en estado de reposo.

En este caso ya extremo, tomar suplementos de proteína de alto valor biológico, ácidos grasos OMEGA – 3 o un complejo vitamínico –  mineral podría ayudarle a incrementar su masa muscular, reducir los niveles de LDL excesivos y compensar su déficit de nutrientes, siempre y cuando, claro está, siga un plan alimentario y de ejercicio físico adecuado a su necesidad en particular. Pero queda claro que el uso adecuado de suplementos podría ayudar a mejorar la salud del individuo.

           c)  Osteoporosis: suplementos de calcio y vitamina D

La osteoporosis comienza con la osteopenia, que es una falta de densidad ósea. Esta enfermedad suele surgir antes de la vejez como resultado de una alimentación deficitaria en calcio y vitamina d, y en otras ocasiones como resultado de un exceso de fósforo y proteínas de la dieta, lo que puede provocar una descalcificación ósea y por ende, una disminución de la densidad de los huesos. Esto aumenta el riesgo de fractura. Así mismo, algunas  mujeres tras la menopausia suelen sufrir osteopenia y si no se detiene a tiempo esta enfermedad podría acabar agravándose.

En estos casos, el uso de suplementos de calcio y vitamina D acompañado de una dieta equilibrada y la práctica habitual de ejercicio podrían ayudar a disminuir la aparición de las enfermedades óseas, sobre todo en aquellas personas con más riesgo de padecerlas.

 

  1. Conclusión

Estas tres afecciones suelen ser las más comunes en la edad adulta, a partir de los 40 años y en la vejez, aunque cabe la posibilidad que algunos de estos problemas se presentaran en alguna persona incluso antes de haber cumplido los 40.

Cabe destacar que para prevenir los problemas de salud por el paso del tiempo siempre hay que preservar los buenos hábitos con la actividad física y un plan alimentario adecuado. Además, en casos puntuales como los que se han destacado en este artículo, el uso responsable de suplementos nutricionales puede ser una buena estrategia para mejorar nuestra salud.

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