Entrenamiento funcional, materiales e instrucciones de uso

El entrenamiento funcional está subiendo como la espuma, aún no ha llegado a convertirse en la disciplina más demandada, pero démosle un poco de tiempo porque se ha convertido en tendencia. ¿Por qué?

Dejando a un lado la promoción que los personajes famosos y populares han hecho del entrenamiento funcional, que ha sido mucha, lo más destacado es que nos encontramos ante una disciplina de entrenamiento versátil, eficaz y, lo más importante, personalizada hasta el extremo para cuidar, fortalecer y sanar al deportista que lo lleva a cabo, y solo a esa persona porque el entrenamiento funcional es personal e intransferible.

Si de lo que se trata, es de trabajar para obtener los mejores resultados de la forma más saludable posible, no hay otra opción y no se puede compartir. Así de sencillo.

El entrenamiento funcional es lo suficientemente versátil como para amoldarse a cada deportista como una disciplina exclusiva y diseñada específicamente para conseguir los objetivos que cada uno se marca individualmente.

Por lo tanto, para poder llevar a cabo una rutina de entrenamiento funcional productiva, diseñada para alcanzar los objetivos personales, si es que eres tú quién lo va a practicar, o quieres diseñarla para tus alumnos, es indispensable que conozcas el material con el que vas a trabajar ¿no te parece?

Bien, de acuerdo entonces, empecemos a ver los materiales y a conocer las instrucciones de uso de cada uno de ellos. Prepárate porque vas a tener artillería, tanto pesada como ligera, para lograr tus objetivos y ayudar a otros a conseguir los suyos que, como ya hemos comentado, en el caso del entrenamiento funcional, son personales e intransferibles.

El material más importante, el primero de la lista, es el cuerpo del deportista que va a iniciar su rutina de entrenamiento funcional. Conocer bien las aptitudes, la capacidad y, por supuesto, sus debilidades o puntos flacos, en definitiva, la forma física actual del atleta es el primer paso real para iniciar el camino.

Desconocer el estado de su condición física no añade al proceso nada más que incertidumbre, un factor que no cabe en nuestra bolsa de deporte, ni en nuestro gimnasio ni en nuestro diseño de entrenamiento funcional porque, antes o después, se convertirá en un lastre que impedirá, quizá para siempre, que alcancemos nuestros objetivos.

Tenemos la maquinaria a punto, no porque sea perfecta sino porque conocemos sus posibilidades y no vamos a forzarla por supuesto, pero sí vamos a ser exigentes para que nos de todo lo mejor de si misma. Vamos a por el segundo paso.

¿Cómo conseguirlo? Con información y consejo profesional, es el binomio invencible. Algunos aparatos te sonarán, con otros puede que hayas trabajado y otros, sencillamente, será necesario que te los presenten. Aprovecha y pregunta por las características y utilidad de cada uno por muy familiar que te resulte, por muy simple que te parezca su aplicación y manejo, un buen profesional siempre te ofrecerá información extra, esa con la que no contabas y que, en un momento dado, puede marcar el plus de diferencia entre un entrenamiento funcional personal completo y otro que se acabe convirtiendo en un “quiero y no puedo”.

Toma nota, por orden alfabético estos son los materiales para la práctica de entrenamiento funcional:

Balones medicinales, la primera en la frente. Aquí nos encontramos con un ejemplo clarísimo de material sobre el que creemos saberlo todo y sin embargo ignoramos la mayoría de sus aplicaciones. El balón medicinal es uno de esos desconocidos con un potencial enorme para el entrenamiento funcional y, sí, para otro buen puñado de disciplinas deportivas. Entrenando con este elemento podemos trabajar el abdomen y el resto de los grupos musculares de todo el cuerpo, el equilibrio y la fuerza; pregunta a un profesional y verás la de posibilidades que este sencillo recurso te puede ofrecer.

Bandas elásticas, protagonistas indiscutibles del entrenamiento funcional por su versatilidad a la hora de trabajar cualquier grupo muscular y protagonistas absolutas cuando el ejercicio funcional está especialmente enfocado a la rehabilitación y recuperación de una lesión con la realización de ejercicios correctivos o compensatorios de cualquier tipo.

Bosu, este cojín circular de goma, es la media naranja perfecta para practicar el equilibrio y fortalecer el sistema cardiovascular. Su inestabilidad es el recurso perfecto para alcanzar la tuya.

Cajas pliométricas o steps que, en diferentes alturas, te ofrecen un sin fin de posibilidades para aumentar la fuerza y potenciar el tren inferior sin descuidar la creatividad, esa compañera que, en una planificación deportiva a medio y largo plazo, se convierte en estímulo indispensable para seguir adelante.

Cintas TRX, o de suspensión, que se han puesto de moda y ¡bienvenidas sean! Pocos materiales sirven como ellas para realizar ejercicios que mejoren la estabilidad central durante el entrenamiento. La resistencia de las cintas y el peso de tu propio cuerpo se convierten en la combinación perfecta para realizar tu entrenamiento funcional, como ves, completamente personalizado.

Colchonetas, esas compañeras de gimnasio en las que nadie piensa cuando se pregunta por materiales específicos, pero que todos necesitamos porque proporcionan esa sensación de seguridad que nos permite realizar los ejercicios de una forma cómoda y confiada.

Cronómetro, otra herramienta que parece pertenecer a la decoración de cualquier gimnasio porque siempre está presente, afortunadamente. En el caso del entrenamiento funcional, ayuda a establecer áreas de trabajo según la participación de los sistemas energéticos.

Discos dinámicos de aire, un elemento más para trabajar sobre un implemento inestable y conseguir trabajar específicamente sobre las articulaciones que se deseen mejorar.

Espalderas, un elemento que, a pesar de tener un nombre que parece relegarlas a ejercicios concretos, permiten sin embargo trabajar todos los grupos articulares y musculares.

Fitball o pelota suiza, ese gigante balón de playa con orejas que llegó provocando asombro y se ha quedado para siempre. Se trata de una valiosa herramienta que permite realizar ejercicios para mejorar posturas, ganar fuerza y mejorar la elasticidad, sin descuidar el equilibrio. Lo dicho, llegó, hizo reír, y venció.

Kettlebell o pesas rusas, llamativas por su forma de bola con asa y valiosas como material para entrenamiento, especialmente para entrenamiento funcional por las múltiples posibilidades que ofrecen para trabajar ejercicios tanto sencillos como complejos poniendo especial atención en la coordinación.

Pesas, excelentes aliadas para trabajar el desarrollo de la fuerza y la resistencia muscular, se convierten en material indispensable en el diseño de un plan de entrenamiento funcional.

Como verás, los materiales están ahí, ahora solo hay que combinarlos de la forma adecuada, con las frecuencias necesarias y durante el tiempo preciso.

Ya seas de los que entrenan a título personal; de los profesionales que diseñan entrenamientos para ayudar a entrenar a otros o un profesional en vías de formación a caballo entre los dos lados, no importa, el entrenamiento funcional es una fuente inagotable de bienestar que te está esperando para que aportes tu granito de arena.

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