Conoce 3 factores que diferencian a los entrenadores profesionales de los deportistas aficionados que se entrenan a sí mismo
Índice de contenidos
- El deportista puede ser autodidacta, el entrenador no
- La responsabilidad del deportista recae en él mismo, la del entrenador en sus alumnos
- Un deportista puede tener solo conocimientos básicos, el entrenador no
- El deportista puede ser autodidacta, el entrenador no
Un par de certezas, para empezar.
Tradicionalmente, la práctica deportiva personal se ha llevado a cabo, salvo en casos de deporte de competición, de forma autodidacta, mientras que la enseñanza de actividades deportivas ha precisado una formación o la suficiente experiencia profesional acreditada para ponerse al frente de una clase de entrenamiento deportivo.
Actualmente, aunque es cierto que las cosas están cambiando porque se ha comprobado que la supervisión profesional mejora las prácticas deportivas, optimiza los resultados y disminuye los riesgos, a nadie le sorprende que haya personas que sigan eligiendo iniciarse en la actividad deportiva a título personal, asumiendo la responsabilidad de su elección. Al fin y al cabo, suya es la decisión porque suyas son las consecuencias ¿no?
En el caso de impartir una clase de entrenamiento deportivo las cosas sí han cambiado profundamente, tanto que la opción autodidacta pasa, sencillamente, a formar parte del mundo de lo imposible, casi de la fantasía.
Si vas a enseñar la práctica deportiva de cualquier disciplina a otras personas, lo primero que necesitas, después de tu propia vocación, son los conocimientos que puedes obtener recibiendo la mejor formación deportiva a tu alcance. Serán esos conocimientos los que realmente garantizarán la calidad de tu trabajo, tu reputación y la salud y los buenos resultados de tus alumnos.
Los cursos deportivos están viviendo un intenso proceso de profesionalización que ya no va a detenerse porque cada vez son más las personas que se preocupan de su salud e instalan en sus vidas rutinas deportivas saludables que les hacen sentirse y verse mejor.
- La responsabilidad del deportista recae en él mismo, la del entrenador en sus alumnos
Otra diferencia notable entre practicar o impartir una clase de entrenamiento deportivo es la responsabilidad.
Si decides iniciarte de forma personal en la actividad deportiva, ya sea siguiendo el consejo de algún amigo, por decisión personal o porque, sencillamente, está en el aire, la decisión es tuya. Un buen día, el que sea, no tiene por qué ser enero o septiembre, te lo planteas de verdad y decides que vas a iniciar una rutina deportiva, se trata de tu decisión y eso incluye la responsabilidad sobre el qué, cómo, cuándo, dónde y con quién vas a llevar a cabo la actividad deportiva que has seleccionado. Tú eliges y tú respondes.
En el caso de la enseñanza de la práctica deportiva las cosas cambian y, afortunadamente, cada vez más y a mejor, con la regulación del sector de la formación deportiva.
Si decides realizar cursos deportivos para ejercer como entrenador, la decisión es también tuya, lógicamente, pero la responsabilidad sobre el desarrollo y los resultados se extienden a todos y cada uno de los alumnos que confíen en tu profesionalidad para llevar a cabo sus propios proyectos.
- Un deportista puede tener solo conocimientos básicos, el entrenador no
No se trata solo de conseguir objetivos que un deportista puede estar buscando cuando contrata a un entrenador personal o pertenece a un equipo profesional, ni tampoco de las metas que una persona tenga fuera del mundo de la competición. Se trata de poner en juego tus conocimientos para ayudar a tu atleta, a tu alumno o a tu equipo a realizar un entrenamiento deportivo específico que optimice resultados sin poner en riesgo la salud.
Y es ahí donde nos encontramos con una diferencia realmente apabullante: la formación.
Practicar deporte de forma personal requiere unos conocimientos básicos a los que, probablemente, acaben sumándose otros aportados en el gimnasio por monitores o extraídos de programas de entrenamiento difundidos por redes sociales u otros canales de comunicación. Como te imaginas, será mejor contar con el asesoramiento de un profesional deportivo pero, como ya hemos dicho, si decides seguir otros consejos, la decisión es tuya y la responsabilidad, también.
¿Qué ocurre si lo tuyo es enseñar a otros la práctica deportiva? Pues que se acabaron las opciones, excepto la opción de encontrar la mejor formación posible para poder desarrollar tu actividad con la profesionalidad necesaria y, por supuesto, que se trate de una formación dinámica y constantemente renovada que te permita estar a la última en las novedades sobre formación deportiva.
Ese tipo de formación te va a permitir conocer a tus alumnos y saber qué herramientas les puedes ofrecer de forma individualizada, es decir, disponer para ellos de rutinas deportivas personalizadas adaptadas a sus capacidades de forma que puedan sacar el mayor rendimiento posible a sus entrenamientos.
En fin, vas a poder crear para ellos un entrenamiento deportivo personalizado que haga posible conseguir sus objetivos, independientemente de que se trate de objetivos personales o profesionales, de equipo o individuales.
Y va a ser así porque tú vas a estar preparado para asumir esa responsabilidad debido a que vas a recibir la mejor formación deportiva, la que te ayudará a construir una sólida reputación como entrenador deportivo.
Sea cual sea la especialidad que elijas, tú vas a marcar la diferencia.
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