Riesgos de seguir un entrenamiento físico deportivo sin pautas profesionales

¿Quieres comenzar a entrenar por tu cuenta? Hacer ejercicio sin el asesoramiento adecuado entraña un riesgo mayor de lo que mucha gente piensa.

Índice de contenidos

  1. Introducción
  2. ¿Qué riesgos supone entrenar sin asesoramiento profesional?
    1. Factores que incrementan la probabilidad de lesión
    2. Factores que elevan la probabilidad de abandono

 

  1. Introducción

En primer lugar, existe la arraigada creencia de que planificar entrenamientos carece de excesiva complejidad.

De hecho, poniendo como ejemplo uno de los deportes más populares a nivel mundial, el futbol, podemos asegurar que un gran número de aficionados consideran que podrían hacer un trabajo mejor que el del cuerpo técnico de su equipo favorito, aun sin tener ningún conocimiento sobre preparación física.

La realidad es que el trabajo del entrenador cada vez se encuentra más infravalorado, y prueba de ello es cómo los gimnasios low cost están prescindiendo con mucha frecuencia de la figura del monitor o entrenador de sala.

Cabe añadir que la mentalidad del no pain no gain proveniente del culturismo norteamericano y reforzada probablemente por el cine, tampoco ha hecho justicia a los profesionales del deporte, mostrándonos como instructores más propios de un ámbito militar (metodología imperativa), cuando la realidad es que un buen preparador es un estudioso de la actividad física con el sustento de años de experiencia práctica.  

Todos estos tópicos llevan a muchas personas a pensar que ellos ya saben entrenar, pese a que sean realmente principiantes, y que no necesitan ninguna supervisión, ya que ante alguna duda pueden consultar de forma gratuita en internet. No obstante, este último aspecto es un arma de doble filo debido a que, sin conocimientos, no tenemos un espíritu crítico que nos permita cribar correctamente la información, por lo que podremos seguir malas directrices.

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  1. ¿Qué riesgos supone entrenar sin asesoramiento profesional?

En este artículo vamos a desarrollar estos riesgos agrupándolos en 2 categorías que, en ocasiones, guardarán relación: la lesión y el abandono del deportista.

A. Factores que incrementan la probabilidad de lesión

Mala ejecución técnica

Por experiencia propia, podemos afirmar con rotundidad que una gran mayoría de personas que entrenan sin supervisión ejecutan los ejercicios de forma incorrecta, con el alto riesgo de lesión que esto conlleva.

El entrenamiento está sustentado por unos fundamentos biomecánicos y pasarlos por alto puede no suponer una lesión instantánea, pero si un desgaste que, a la larga, casi con total seguridad, la producirá.

Elección de ejercicios contraindicados

Los profesionales de la actividad física saben que un mismo ejercicio puede ser adecuado para un individuo y perjudicial para otro, aunque este se ejecute de forma correcta.

Cabe agregar que, quizá el ejercicio si sea adecuado, pero la aparición de una molestia o dolor puntual obliga a reconfigurar la sesión, no solo para no empeorarlo, sino para ayudar a que este se disipe y podamos recuperar la normalidad en el menor tiempo posible.

Otro aspecto que debemos mencionar es que, en caso de seguir indicaciones generales y no individualizadas de un influencer, quizá no acabemos realizando ejercicios contraindicados, pero podemos estar realizando otros que no son los más eficaces para el objetivo que pretendemos.

Ausencia de trabajo de amplitud y compensatorio

Un entrenador profesional lleva a cabo una anamnesis inicial del deportista, seguida de un conjunto de tests de valoración con los que obtiene toda la información con la que poder realizar la planificación de los entrenamientos.

Habitualmente, sobre todo en el caso de personas sedentarias, nos encontramos con importantes déficits tanto en la amplitud de movimiento como en la estabilidad articular.

Si iniciamos la actividad deportiva sin la ayuda de un profesional, lo más probable es que ignoremos esto, por lo que no solo no mejoraremos estas capacidades de las cuales depende tanto nuestra salud, sino que puede que las acabemos agravando y aumentemos el riesgo de sufrir una lesión.

Desconocimiento de las bases del entrenamiento

Las personas que desconocen los fundamentos fisiológicos en los que se sostiene el entrenamiento tienden a infraestimar las directrices que marcan los entrenadores.

Cuando no hay entrenador, este aspecto se amplifica, dando lugar a entrenamientos sin ningún fundamento, por ejemplo, con intensidades elevadas y tiempos de recuperación insuficientes que ponen en un serio compromiso la ejecución técnica, aumentando considerablemente el riesgo de sufrir un percance.

Sobre-entrenamiento

En relación con el punto anterior, la falta de conocimientos en esta área lleva a muchas personas a creer que la única forma de progresar reside en aumentar las cargas o el volumen continuamente. Es decir, si eres corredor debes hacer cada vez más kilómetros y si entrenas en el gimnasio debes levantar cada día más peso.

Así mismo, es muy frecuente ver como se infravalora la importancia de las semanas de descarga en que se produce el principio de supercompensación del entrenamiento, o lo que es lo mismo, cuando realmente se generan las adaptaciones a los estímulos proporcionados por los entrenamientos.

Cabe agregar que los buenos entrenadores, cuando trabajan con deportistas novatos, pretenden que en cada sesión no entrenen hasta la extenuación. En realidad, los principiantes deben concluir los entrenamientos con bajos niveles de fatiga y muy lejos de la extenuación para así guardar una buena sensación con el entrenamiento y esperar la próxima sesión con ilusión (bajando así el índice de deserción).

Falta de asesoramiento nutricional

No son pocos los deportistas que, por desconocimiento en la materia e influenciados por todo el sensacionalismo que rodea a la nutrición, siguen pautas que no solo perjudican su rendimiento deportivo, sino también su salud.

Sirva como ejemplo, el fenómeno conocido como la triada de la mujer deportista, síndrome compuesto por baja disponibilidad energética, disfunción en el ciclo menstrual y alteraciones óseas.

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B. Factores que elevan la probabilidad de abandono

Resultados poco visibles – no conseguir los objetivos

Puesto que no hay un asesoramiento por parte de un profesional de la actividad física, tampoco contaremos con una valoración inicial ni un seguimiento del progreso.

La poca visibilidad de los resultados del entrenamiento puede deberse a tres factores: que no estemos midiendo el progreso, que lo midamos con herramientas poco precisas o que no estemos progresando.

En cualquier caso, será difícil mantener elevada la motivación una vez sea puesto en un lado de la balanza el esfuerzo que se está realizando y al otro los resultados obtenidos.

Además, las personas que no están formadas como entrenadores desconocen el tiempo que necesita el organismo para adaptarse a ciertos estímulos o, simplemente, para perder grasa o ganar masa muscular.

Esto puede producir frustración en ellos y ganas de abandonar, puesto que los mensajes que suelen obtener de los medios de comunicación o redes sociales suelen ser poco realistas o, directamente, engañosos.

Lesiones frecuentes y pérdida de la continuidad

Sufrir molestias o incluso lesionarse con elevada frecuencia hace que los deportistas no puedan entrenar con la regularidad adecuada para poder ver los resultados esperados.

Como comentamos en puntos de la categoría anterior, recibir pautas de un entrenador nos asegura, en primer lugar, que la planificación va a estar adaptada a las características del individuo. En segundo lugar, los ejercicios se adaptarán a cada contexto preservando la salud del deportista y asegurando un mayor progreso. Y, en tercer lugar, la progresión tanto en cargas como en dificultad técnica de los ejercicios a realizar estará pautada desde el análisis continuo de la persona, por lo que el riesgo de sufrir molestias será bajo, el deportista no perderá la continuidad y difícilmente contemplará el hecho de abandonar.

Mala percepción en relación con el entrenamiento y la alimentación

Todos los puntos mencionados con anterioridad pueden conducir a que el deportista asocie el entrenamiento con el sufrimiento y la alimentación con la restricción.

Además, sobre todo los principiantes, tienden a aburrirse de realizar siempre los mismos entrenamientos. Es por esto que los entrenadores necesitan la habilidad de aportar un equilibrio entre variabilidad, incluyendo continuos desafíos ajustados a los objetivos del individuo, y reiteración de los movimientos básicos, permitiendo con ello una continuidad en el proceso de aprendizaje, para mantener siempre el nivel de motivación lo más elevado posible.

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